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Cómo empezar a usar la iluminación en tus vídeos como un profesional

A la hora de realizar cualquier producción audiovisual, ya sea una película, serie, publicidad o vídeo promocional intervienen numerosos aspectos que deben tenerse en cuenta para que la calidad del producto final sea la esperada y comunique el mensaje que se quiere transmitir al espectador. No basta solamente con tener una buena cámara o la mejor idea, hace falta tomar en cuenta el sonido y la iluminación. Este último factor es de los que más tiende a descuidarse y es uno de los más importantes. 

Puede parecernos obvio: sin una buena iluminación, nos será difícil ver con claridad el vídeo. No obstante, debemos ir más allá de simplemente que podamos ver la imagen reflejada en la cámara. Así, lo ideal es valorar de la misma manera el sentido narrativo. ¿Qué hacemos los profesionales para contar la historia también a través de la luz? Consideramos elementos como el contraste con las sombras, la temperatura del color, las emociones que transmite… 

Cada uno de estos detalles cuentan. A continuación, conocerás el por qué y cómo puedes dotar a tus vídeos de mayor calidad, tanto técnica como narrativa.

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¿Para qué sirve la iluminación?


Es posible que pensemos que es una pregunta absurda y que su respuesta es evidente. A pesar de esto, es fundamental conocer todos los usos que se le dan. Podemos decir que tiene dos “caminos”: uno técnico y otro estético. 

Así, aparte de para tener una luz adecuada siempre, también la utilizamos para dar un efecto tridimensional a una imagen plana o para crear todo tipo de efectos visuales que resulten atractivos y llamen la atención a quien está viendo la grabación. 

Por otra parte, será vital para sacarle el máximo partido a nuestra cámara. Podemos haber invertido mucho dinero en ella, pero si descuidamos la luz, el resultado final tendrá una calidad muy inferior a la que esperaríamos de ella. De este modo, prestando atención a la iluminación nos aseguramos de obtener la máxima calidad de imagen. 

Con todo esto, no hay que olvidarnos de la función narrativa. Una historia puede tener un sentido u otro dependiendo de cómo la alumbremos. Adicionalmente, desde el punto de vista estético, puede servirnos para hacer que un personaje parezca más viejo o más joven. 

Tridimensionalidad de la escena


Habrá más de una ocasión, y más si estamos empezando en este mundo, en la que no tengamos demasiado espacio para grabar, pero que la escena requiera de un espacio muy amplio. Cuando existen impedimentos físicos, la luz puede ser un buen recurso para intentar paliar esta dificultad. ¿Cómo?

Usualmente lo logramos con la iluminación de tres puntos, el tipo estándar, pero también el más eficiente y el más usado. Nos permite separar bien al sujeto del fondo, dando una mayor sensación de amplitud. Normalmente utilizaremos un foco que proyecte una luz detrás del sujeto para crear esta separación. 

Temperatura de color en la iluminación


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Cuando grabamos, tenemos que fijarnos en la luz ambiente y controlar siempre la temperatura del color en los ajustes de la cámara, procurando que se vea la imagen como realmente nos interese y como se asemeje más a la realidad de lo que observamos. Por consiguiente, si queremos rodar en lugares abierto o con ventanas, tendremos que tener en cuenta la hora de rodaje. Por el contrario, si vamos a rodar en un espacio totalmente cerrado y toda la luz que utilicemos será artificial, no nos hará falta saber la hora, pero sí tendremos que escoger bien qué luces queremos utilizar. 

Si bien sabemos que existe luz amarilla, por ejemplo, y luz “blanca”, ¿conocemos realmente el concepto de la temperatura de color? 

Este concepto se refiere a lo que nos transmite cada iluminación, según su tonalidad. Desde que nacemos, aprendemos que el fuego está caliente y el hielo es frío, asociando cada color de estos elementos a mayor o menor temperatura. Entonces, se nos graba en la mente que el rojo es un color cálido y el azul uno frío. Una luz naranja nos dará sensación de calor, mientras que una luz más azulada o blanca, transmitirá una sensación helada. 

¿Qué iluminación utilizarías en un desierto? ¿Y en un glacial? Efectivamente, si utilizáramos un tono cálido para mostrar un espacio polar, es posible que no consigamos el efecto deseado y que nos resulte una fuerte contradicción…y lo mismo le ocurrirá al espectador. 

Emociones y sentimientos: la narrativa de la luz


La ya mencionada temperatura del color también puede hacer que sintamos una emoción u otra y esto se relaciona enormemente con el potencial narrativo que aporta la iluminación que escojamos. Puede que no nos demos cuenta, pero en multitud de películas (en especial las de terror) la iluminación es el elemento más importante, pues determina los efectos que se consiguen. De no ser por la iluminación, muchas películas no conseguirían que su mensaje pudiera conmovernos, asustarnos, alegrarnos o angustiarnos. 

¿Por qué? Porque un aspecto a tener en cuenta a la hora de iluminar cualquier obra audiovisual es el ángulo. Además de esto intervienen la intensidad y el ya mencionado color…pero vamos por partes. 

En cualquier narración, sea del tipo que sea (no importa si es publicitaria o ficción) es vital adecuar el tono y, en el caso de los vídeos, el aspecto a las diferentes sensaciones y, sobre todo, al mensaje que queramos comunicar. 

El color, como ya sabes, aporta calidez o frialdad. Esto desde el aspecto narrativo puede tener distintos efectos. No es lo mismo que utilicemos uno u otro. Los colores cálidos nos producen una sensación de relajación, de calma e, incluso, de cercanía. En cuanto a los fríos… podemos ir más allá de lo lógico: pueden trasladarnos un aspecto de modernidad o de tecnología, dependiendo de cómo lo enfoquemos. 

Esto se une a la intensidad. Las luces fuertes nos hacen sentir emociones fuertes, ya sea alegría o nerviosismo, mientras que las luces más tenues reflejan melancolía o tranquilidad. 

En este sentido, distinguimos dos tipos diferentes de iluminación: difusa y directa o dura. Entendemos por difusa aquella que no genera sombras pronunciadas y la percibimos como suave. Contrariamente, la luz directa es más brillante y proyecta sombras. 

La difusa sirve para esos momentos en los que queremos una escena serena, calmada o si queremos transmitir ternura. En ocasiones puede darnos la sensación de pasividad. La luz natural que obtenemos en el amanecer o el atardecer es luz difusa, ya que suele ser habitualmente más suave que cuando nos encontramos en las horas centrales. 

Su compañera, la luz dura, nos será útil cuando queramos transmitir misterio, agresividad, fuerza…o simplemente inducir al espectador a sentir una emoción amplificada como puede ser el miedo. Es, por tanto, una iluminación más dramática. 

Finalmente, el ángulo o la ubicación de la fuente de luz será lo que termine por definir lo que transmitamos con nuestra iluminación. 

Ya sabes que la luz puede tener simbolismo. Asociamos la oscuridad a la muerte o a lo que es siniestro, el miedo o el misterio. En cambio, tener luz es sinónimo de vida y felicidad. El dónde coloquemos nuestras fuentes de luz será lo que marque definitivamente el mensaje. Tanto es así, que ha llegado a definir géneros cinematográficos enteros. 

Un ejemplo sencillo para comenzar a introducir esta materia: ¿cuál es el gesto que habitualmente se realiza con una linterna para transmitir miedo? Exacto, situarla encendida debajo de la cara. Esto podría ser la llamada luz nadir y, junto al contraluz, es una de las más utilizadas para crear sensaciones sobrecogedoras en los espectadores. 

En El Padrino se utiliza la luz cenital, además de marcadísimos contrastes. Con ello, se representaba la maldad y, por supuesto, se inundaba a la película de un alto dramatismo. Asimismo, en Ciudadano Kane la iluminación variaba en función del estado de ánimo del personaje. 

El mejor ejemplo son las películas de terror: en ellas vemos sombras por todos lados. Utilizan la iluminación directa para generarlas y se juegan con la oscuridad para crear inquietud. Los contrastes son firmes. Si quitamos las sombras de determinadas escenas a películas de culto como El Exorcista o El Resplandor, no sentiríamos la misma tensión ni tampoco llegarían a provocarnos ningún tipo de inquietud. No sería lo mismo, ¿verdad?

Ahora que conoces la gran importancia de la iluminación, estás preparado para ir más allá. Rodar un vídeo requiere de otros conocimientos específicos. Si ya conoces los básicos y quieres conocer más sobre el lenguaje audiovisual para poder producir tus propios trabajos para tu ayuntamiento u organización, no lo dudes: consulta mi taller avanzado de rodaje y lenguaje audiovisual y descubre lo lejos que puedes llegar. 


¿Qué significa ser productor audiovisual?